La Hamsa en el Rif

Al-Raisuli pide ayuda a la Hamsa

Querido Idder:

As-Salamu alaikum.

Una vez más me dirijo a ti apremiado por la necesidad. Las oscuras fuerzas que antaño amenazaron nuestra querida tierra, han regresado.

Sin lugar a dudas, los horrores de la guerra han abierto la puerta del infierno a los susurradores.

Se apoderan del alma de soldados moribundos de entre los campos de batalla. En las colinas, extraños aullidos y ladridos hielan la sangre y no parecen ser de chacales o zorros. Los presagios indican que un mal mayor, poderoso y desconocido, se cierne sobre nosotros.

De nuevo pido ayuda a la Hansa, antiguo baluarte de la fe y del bien. Desde que Muley viniera de Al Andalus, tú familia siempre nos ha protegido del mal. Confío en que, con vuestra ayuda, éste será expulsado de nuestra tierra. Vuestra sabiduría y poder será, una vez más, la “mano de Fátima” que cuide el Rif de los demonios que nos acechan.

Fi aman illa Allah ma’i,

Ahmed Al-Raisuli
Sultán de los beréberes

El Imán de Fez llama a los fieles

La Hamsa se prepara para enfrentar a las fuerzas de la oscuridad que amenazan al Rif. El Imán, Kadim, camina con paso firme hacia la puerta del santuario, seguido de cerca por los hombres de la Hamsa. El paisaje montañoso del Rif se extiende ante ellos, testigo desde la noche de los tiempos de lo que fue y lo que será. El Imán se dirige a la Hamsa.

Bismillah ar-Rahman ar-Rahim. En el nombre de Allah, el Más Misericordioso, el Más Compasivo.

Hoy nos encontramos frente a una oscuridad que amenaza a nuestro amado Rif. Es una fuerza que busca dividirnos, infundir miedo y quebrar nuestra unidad. Pero no seremos influenciados, porque somos un pueblo de fe, resistencia y luz del conocimiento.

¡Hermanos y hermanas de la Hamsa, recordad nuestra misión! Somos los guardianes de la luz en este tiempo de oscuridad. Recordemos las palabras del Corán: "Allah es la Luz de los cielos y de la tierra". Que esa luz nos guíe en la batalla que se avecina y disipe las sombras que se ciernen sobre nosotros.

Como el gran poeta sufí Rumi dijo una vez: "La herida es el lugar por donde entra la luz en ti". Aceptemos la herida infligida a nuestra tierra, pues la misma será el medio por el que entrará la luz que nos abrirá la puerta hacia la victoria sobre esta oscuridad que se cierne sobre nosotros.

Nuestros ancestros enfrentaron la adversidad con unidad para preservar nuestra cultura y fe. Portaron la antorcha del conocimiento a través de las eras, y ahora es nuestro deber mantener ese legado.

¡Hamsa, hombres santos del Rif, marchad con la confianza de que estamos protegidos por la gracia divina! Nuestra fe y nuestra unidad serán un faro de esperanza y nuestras armas más poderosas, con ellas devolveremos la luz a nuestro amado Rif.

En nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo. Que Allah nos guíe en nuestro camino, fortalezca nuestra fe y nos conceda la victoria.  Que la paz y la misericordia de Allah esté con todos nosotros. Que Su luz ilumine nuestros caminos y nos brinde paz en nuestras vidas.

Idder prepara a su familia

Idder Alawi, miembro del Consejo de la Hamsa, y descendiente de la mismísima Hunia Ibn Alawi, llama a todas su familia para prepararles para los tiempos que se avecinan.

La familia Alawi es parte de la Hamsa y todos ellos guardan en su poder un tesoro de tiempos antiguos. Los cinco miembros de la familia custodian los "Cinco dedos de la mano de Fátima". Se trata de unas dagas ancestrales que vienen de la época del profeta y que fueron regaladas a la Hamsa para que les ayudara en su guerra eterna contra el mal.

Idder, el cabecilla de familia, porta el Índice de Fátima, un arma que hace que sus puñaladas sean siempre certeras. Dalila, la esposa de Idder, porta el Pulgar de Fátima, la daga que aleja la mala suerte de quien la porta. Amira, la hija de Idder, porta el Meñique de Fátima, un puñal que permite a su portador parar los golpes de su enemigo con facilidad. Mohamed El Abbassi, el marido de Amira, portal el Pulgar de Fátima, que hace que las heridas que inflinje sean más profundas y mortíferas. Finalmente, Hakima, segunda esposa de Mohamed, porta el Corazón de Fátima, un arma que atrae la buena suerte a su portador.

Los cinco están dispuestos, junto a Abdel, el nieto de Idder, a luchar contra Saitan y sus manifestaciones en las tierras de Rif.